martes, 2 de agosto de 2011

Se busca crédito. El principio del fin

Eso, crédito, es lo que frenéticamente buscan todos los países del ámbito capitalista acostumbrados a vivir del cuento. Y eso va a costar la caída del sistema.

Y el 15M mundial, si actúa con una inteligencia inédita y dispuesta a asumir impertérrita las consecuencias, puede contribuir al rápido y estrepitoso final. Lo que no debe es vacilar, andarse por las ramas y practicar eso tan extendido en el sistema del "sí pero no..."
Llevábamos mucho tiempo esperándolo. Pero ya está aquí. El pro­ceso de derrumbamiento del imperio estadounidense empezó hace tiempo, pero ahora empiezan a asomar las señales más es­truendo­sas. Y ese de­rrumbamiento arrastrará a los países del euro. Hasta ahora el deterioro venía emboscado en un sistema de pagos que permite que los procesos de confianza/desconfianza sean len­tos. Pero todo tiene un límite.
Las cosas gigantescas sólo se destruyen por dentro. Eso les ha pasado a todos los imperios. De una u otra manera, pero la falta de dinero ha sido la más relevante. El imperio romano se desmoronó cuando las arcas públicas se agotaron, cuando se acabó el dinero y no pudo pagar la mesnada a sus legiones. Entonces el sistema era exactamente monetarista. Más o menos desde principios del siglo XX los pagos empezaron a configurarse como fiduciarios; una mo­dalidad que en otro tiempo era rara. Hasta que llegamos a la fi­nan­ciera que no afecta a una porción de la economía solamente sino que engloba a todo el sistema capitalista. El financiero es la modali­dad fiduciaria pero preñada de falsedades que son a su vez motor de tracción y de cambio… hasta que revientan.
Pasado mañana Estados Unidos, su gobierno, el núcleo de su im­pe­rio, deberá hacer frente a unos 307.000 millones de dólares en gas­tos para agosto, mientras que las expectativas para los ingresos son de 172.000 millones. La suspensión de pagos sobrevuela la Casa Blanca. El 3 de agosto tendrá una factura de 23.000 millones de dólares en pagos a las 54 millones de personas que dependen de la Seguridad Social. Los jubilados, los pensionistas y los vetera­nos de guerra se quedarán sin cobrar. Estados Unidos seguirá pa­gando los intereses de los bonos a costa de que los anteriores dejen de cobrar sus prestaciones.
La confianza, el crédito y la solvencia del imperio no es que estén en entredicho, es que están resquebrajados. Los efectos sobre el resto de los países que pertenecen a su sistema serán demoledo­res. China podría adueñarse virtualmente del imperio a través del in­cruento cauce de exigir el pago instantáneo de la deuda y los inter­eses de los bonos. Lo que no va a hacer, porque eso significaría la guerra.
La imposibilidad de hacer frente a la Deuda va a ser la bomba que destruya el siniestro aparato del imperio pensado para invadir, saquear, ma­tar, robar y devastar. Lo que han hecho siempre los imperios.
A ver si lo enterramos cuanto antes aunque tengamos que volver a la economía de trueque. Será divertida. Pero eso significa que ten­dremos que dejar de "vivir" y pasar a sobrevivir. Todo un aconteci­miento. Porque de una sociedad que ha vivido del cuento, por pri­mera vez pasaríamos a una sociedad que nos igualaríamos por ahí. Como en las guerras. De momento ya saben qué es el hambre 32 países que se están muriendo a causa de ella. Y nosotros –los paí­ses y los individuos capitalistas- los hemos estado saqueado hasta las heces y despilfarrando la ri­queza del planeta.
Todo lo que nos sobrevenga lo merecemos. Y, evidentemente, quienes pusieron en marcha un sistema depredador que ya no lo aguanta ni dios. Todo lo que le pase a Estados Unidos, y de paso a nosotros mismos, será celebrado por más de la mitad de los países del globo. Aunque también es cierto que gran parte de esa pobla­ción que no perte­nece a la clase patricia no tiene la culpa y está padeciendo directamente y muy de cerca los excesos y barbarida­des del imperio que habita. Pero ella se unirá a la causa de los que se han pasado la historia como eternos perdedores...

Jaime Richart

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