miércoles, 20 de julio de 2011

Uruguay y el modelo económico brasilero

Interesante entrevista en la cual se demuestran las debilidades del actual "modelo" brasileño.
Todo es extrañamente parecido al Uruguay, o la Argentina de los 90 y por supuesto, al Uruguay, pero no a la Argentina, de hoy.
Sobrevaluación de la moneda local fomentada por un desenfrenado ingreso de capital especulativo, incluyendo, compra de empresas, construcción de vivienda de lujo o de nivel alto, y adquisición de activos financieros, deuda pública y privada que rinde tasas exhorbitantes en dólares si se la compara con los nulos rendimientos de las colocaciones en los países centrales.
Desindustrialización acelerada, en este caso más notable porque Brasil se había mantenido, tal vez por el gran poder político del complejo industrial de San Pablo, alejada del fenómeno.
Y, como dato final, primarización y tercerización (sector servicios a la población interna, sobre todo financieros) de la economía y de las exportaciones.
Que esto suceda en nuestro país es preocupante.
Pero, si consideramos que Brasil es nuestro principal cliente internacional en bienes y (sin datos a mano) el segundo en servicios, esencialmente turismo y que absorbe nuestras exportaciones con valor agregado, desde el queso hasta los autos, un cambio de funcionamiento de dicha economía SERÁ catastrófico.
Y, no, no usamos el condicional, porque el cambio se va a producir.
De hecho, las tasas de interés en los países centrales, más allá de la voluntad de los bancos centrales, especialmente, en este caso el banco central europeo ya están subiendo.
Los bonos españoles a 10 años rinden algo así como 6%.
Se me dirá, pero eso es porque hay expectativa de una cesación de pagos (default). Si, por supuesto, pero lo cierto es que lo que no existe es la certeza para ninguna compra de deuda. Todas implican riesgos, incluyendo, por supuesto, la bralilera y la uruguaya.
Entonces, la suba de tasas de interés en los países europeos, (por ahora los USA y su deuda pública siguen siendo lugares de refugio en tiempos de turbulencia), comenzará, tarde o temprano a atraer capital hacia aquellas orillas.
Y esta es solo una de las posiblidades para la reversión del flujo.
Entre los muchos datos que se mencionan más abajo hay uno que nos ha llamado fuertemente la atención: Brasil mantiene un sueperavit fiscal primario ( o sea, antes de pagar los intereses de su deuda pública) del 4% del PBI.http://www.edc.ca/english/docs/gbrazil_e.pdf
Sin embargo ostenta un deficit fiscal, o sea, lo que queda de restar el gasto total del ingreso total, de más de 2%.http://www.edc.ca/english/docs/gbrazil_e.pdf
Lo cual significa que debe pagar un 6% de su PBI como intereses de su deuda pública, que es mayoritariamente interna, aunque aquí habría que saber cuanto de la deuda nominada en reales es propiedad de agentes externos.
Uruguay, en este sentido está algo mejor, solo debe pagar un 3% de intereses por su deuda pública.
En fin, no nos parece que la situación brasilera sea estable....
Veremos
William Yohai

Lunes 18.07.2011,

BRASIL | Las manufacturas están perdiendo su participación en las ventas al exterior, pasando del 60% al 40% del total exportado
Proceso de desindustrialización se ha convertido en un fenómeno estructural

La productividad deberá mejorar sustancialmente para que la economía brasileña crezca en forma sostenida al 5% en promedio
JORGE REBELLA

Cuando los trabajadores del sector primario migraban a las ciudades e ingresaban a las fábricas, resultaba muy fácil aumentar la productividad por las propias características del sector industrial. Pero ahora se requiere una fuerza de trabajo con mayor educación y formación especializada para desempeñarse en una economía desarrollada, sostuvo el Dr. Francisco Pires de Souza, profesor del Instituto de Economía de la Universidad Federal de Río de Janeiro. El entrevistado participó como disertante en las XIII Jornadas del Instituto de Economía de la Universidad de la República realizadas este año. A continuación un resumen de la entrevista.

-¿Cómo evalúa las perspectivas de la economía brasileña?

-El PIB de Brasil va a crecer a un ritmo moderado este año, estimándose que alcance una tasa de 4,5% tras haberse expandido 7,5% en 2010. Si se mira a un horizonte de mediano y largo plazo, hay factores muy positivos en términos de crecimiento de la economía local, tales como las inversiones para la explotación petrolífera en la llamada "capa del pre-sal" y en obras de infraestructura asociadas a dos grandes eventos deportivos: la Copa del Mundo de Fútbol en 2014 y las Olimpíadas de Río de Janeiro en 2016.

-¿No vislumbra dificultades para la economía de su país?

-Existen algunos riesgos que podrían causar problemas en el mediano plazo si no fuesen corregidos a tiempo. Me refiero, en primer término, al balance de pagos. Brasil tiene hoy grandes facilidades para financiar su déficit en cuenta corriente -que fue de US$ 51.100 millones en los doce meses finalizados en mayo de 2011, equivalente a poco menos del 2,5% del PIB- resultante del ingreso masivo de capitales extranjeros, cuyo volumen es muy superior a lo que sería necesario.

En segundo lugar, los términos de intercambio son actualmente muy favorables para los productos exportables brasileños y del resto de los países latinoamericanos. No obstante, si estos valores se revirtiesen a los niveles de 2005, el déficit de cuenta corriente representaría más del 5% del PIB, lo cual pondría en peligro el equilibrio macroeconómico de Brasil. En consecuencia, no podemos tener la ilusión de que es posible continuar con déficits crecientes por un período muy prolongado porque la economía brasileña no siempre va a navegar con el viento a favor.

-¿Qué cambios se advierten en la política económica de la administración Rousseff en comparación con la de Lula?

-Hay un cambio en la política fiscal que se ha vuelto más rigurosa, sobre todo si se la compara con la de los últimos años de la presidencia de Lula. Por ejemplo, en el primer semestre de 2011, el superávit fiscal primario del sector público ascendió a 4% del PIB cuando en el mismo período del año pasado no llegó a 2,7%. También se introdujeron modificaciones en la política monetaria al asumir el nuevo presidente del Banco Central, Alexandre Tombini, que comenzó a utilizar nuevos instrumentos para combatir la inflación como, por ejemplo, medidas de control del crédito. Pero, como el índice inflacionario continuó su marcha alcista, habiendo llegado a 6,5% anual a mayo de 2011, que es el techo del rango meta del gobierno, la autoridad monetaria recurrió nuevamente a la suba de la tasa de interés de referencia (Selic), que hoy está en 12,25%.

Sobrecalentamiento

-Habrá que ver si esa alta tasa de interés va a abatir la inflación, aunque seguramente pondrá paños fríos a la expansión económica de Brasil. ¿Cree Ud. que hay un sobrecalentamiento de la economía brasileña actualmente?

-La respuesta es "sí" y "no". Por un lado, es afirmativa porque hoy la demanda es muy alta en ciertos sectores de la actividad económica, sobre todo en la construcción y en el sector servicios, aunque sus niveles son algo menores a los registrados en 2010 y en los primeros meses de este año. Por supuesto, esto genera presiones inflacionarias. Por otro lado, la respuesta es negativa porque la industria manufacturera ya no exhibe un nivel muy elevado de utilización de su capacidad.

-Ante ese aumento de la capacidad ociosa de la industria brasileña, ¿qué actitud ha exhibido el gobierno de Dilma?

-La actual administración es consciente de que existen problemas con el desempeño de la industria manufacturera dado que el sector no solo ha crecido muy poco, sino que también ha perdido participación en la composición del PIB de Brasil. Hoy se discute, a nivel interno del gobierno, la definición de las pautas para la reformulación de una política industrial porque no puede soslayarse que un fuerte apoyo a este sector tendría un costo fiscal relativamente alto. De todos modos, se debe intentar compensar al sector manufacturero por los factores negativos que están incidiendo en su desempeño.

Quizás, haya que esperar hasta fines de año para conocer los aspectos principales del nuevo marco de promoción industrial. Es probable que se otorguen algunos incentivos fiscales a las exportaciones de productos manufacturados. Incluso podría surgir una cierta tendencia proteccionista, aunque todavía no está definida, en cuanto a las importaciones de manufacturas porque la industria brasileña está perdiendo competitividad con respecto a los productos originarios de China.

Desempleo

-¿Cuál es el nivel de desempleo en Brasil dado el estancamiento del sector industrial en años recientes?

-La tasa de desempleo es del 6%, lo que muestra una marcada diferencia con los niveles de seis o siete años atrás que oscilaban en torno al 12% pese a que la economía brasileña se hallaba en pleno crecimiento en aquella época. En la actualidad, es perceptible el déficit en el mercado de trabajo en varios sectores específicos de la economía, sobre todo en la construcción. Si la desocupación no ha descendido más, se debe a que no es fácil para los trabajadores especializados de la industria manufacturera migrar al sector servicios.

-¿Cómo se explica que las tasas de desempleo hayan llegado a sus niveles mínimos cuando la economía brasileña está en un proceso de desindustrialización?

-Si bien este fenómeno puede parecer una paradoja, tiene sus explicaciones. Por un lado, hay que tener en cuenta que otros sectores de la economía están creciendo sostenidamente. Por ejemplo, la construcción, que estuvo paralizada durante mucho tiempo, ha experimentado una expansión formidable en los últimos años como consecuencia de la amplia disponibilidad de líneas de crédito de largo plazo, tanto para construir edificios como para adquirir viviendas. También varias ramas del sector servicios muy intensivas en mano de obra han mejorado notoriamente sus niveles de actividad. Todo eso está compensando la caída del empleo industrial, que se encuentra hoy en un nivel inferior al de la precrisis internacional.

Por otro lado, el crecimiento demográfico se está desacelerando significativamente en Brasil. Hoy esa tasa es de casi 1% anual, cuando era de entre 3% y 4% hace tres décadas. Asimismo, la tasa de fecundidad de la mujer brasileña es de 1,9%, con lo cual se ubica en dos décimas porcentuales por debajo de la tasa de reemplazo y, por lo tanto, la tendencia actual hace prever que la población se reducirá en el largo plazo. Este descenso en el índice demográfico ya está teniendo efectos en términos de crecimiento de la población económicamente activa.

Fenómeno estructural

-¿Prevé que el proceso de desindustrialización se revierta en Brasil?

-No. Este proceso se ha transformado en un fenómeno estructural. Esto significa que los niveles de productividad deberán mejorar sustancialmente, sobre todo en el sector de servicios, para que la economía brasileña crezca en forma sostenida a una tasa promedio del 5%. Antes, cuando los trabajadores del sector primario migraban a las ciudades e ingresaban a las fábricas, resultaba muy fácil aumentar la productividad por las propias características del sector industrial. Pero ahora se requiere una fuerza de trabajo con mayor educación y formación especializada para desempeñarse en una economía desarrollada. Por lo tanto, no se puede pensar en crecer rápidamente basándose en la expansión del empleo en el mediano plazo.

-¿Cuáles son los efectos de estos cambios estructurales?

-El efecto más inmediato es que la industria manufacturera está perdiendo su participación en las exportaciones brasileñas. Por ejemplo, las manufacturas representaban el 60% del total exportado hasta mediados de la década del noventa, pero ahora constituyen el 40% de las exportaciones totales. Hoy las ventas al exterior están muy concentradas en commodities, tales como petróleo, hierro, soja, etc., lo que implica que los ingresos por exportaciones sean mucho más variables por la elevada volatilidad de los precios de los productos primarios.

Además, estos cambios estructurales determinan que el crecimiento económico dependa cada vez más de los niveles de productividad. Por lo tanto, la formación y la capacitación de la fuerza de trabajo se han convertido en un punto central para que la economía tenga un buen desempeño.

-¿Qué ramas de la industria manufacturera brasileña son la excepción y continúan creciendo?

-Han seguido expandiéndose algunos sectores manufactureros basados en recursos naturales -como, por ejemplo, la industria papelera- debido a que cuentan con una disponibilidad abundante de materia prima local. También hay ciertos sectores que han desarrollado un alto grado de competitividad, como es el caso de la industria aeronáutica. El ejemplo emblemático es Embraer, que es prácticamente independiente de algunos factores generales que afectan al resto del sector industrial. Incluso la valorización del tipo de cambio ha sido favorable para esta empresa ya que importa diversas partes y piezas, así como bienes intermedios, para la fabricación de los aviones a precios más bajos cuando se los convierte en reales.

-¿En qué medida la pérdida de competitividad de la industria brasileña puede atribuirse a los costos salariales?

-En los últimos años, el costo salarial en Brasil ha aumentado mucho más que los insumos para la actividad manufacturera. Este encarecimiento no solo se da en reales, sino también en dólares a raíz de la apreciación cambiaria. Mientras el salario industrial en Brasil sube en términos reales, China y otros países asiáticos, como India y Vietnam, producen con costos laborales sensiblemente más bajos, lo que impide la competencia de los subsectores industriales brasileños intensivos en mano de obra, tales como calzado, textiles, vestimenta, etc. Solo algunas empresas han logrado sobrevivir porque fabrican productos muy diferenciados y de alta calidad.
Sector industrial permaneció estancado dos años y medio

-Tradicionalmente el proceso de industrialización ha sido el camino hacia el desarrollo de las economías en todo el mundo. ¿Es posible que Brasil tienda a desindustrializarse en un período de auge económico interno?

-Cuando se compara el comportamiento del PIB de Brasil en el primer trimestre de este año, que es el dato disponible más reciente, con el del tercer trimestre de 2008 que fue el período inmediato anterior al shock financiero global, se observa un crecimiento del 7%. Incluso el sector servicios creció un 8,5% en ese lapso. En cambio, la industria manufacturera permaneció estancada durante esos dos años y medio (octubre de 2008 a marzo de 2011), lo que indica un patrón de crecimiento muy diferente al de épocas anteriores. Desde la década del treinta y, sobre todo, a partir de la Segunda Guerra Mundial, la industria brasileña tenía el liderazgo de la economía del país.

-¿A qué atribuye ese cambio de tendencia?

-Hay varios factores que explican el estancamiento del sector manufacturero brasileño. Tal vez los dos elementos principales son: el efecto China y la apreciación del tipo de cambio.

El desarrollo económico del gigante asiático ha tenido efectos muy favorables para la mayoría de los países emergentes. La masiva demanda china de productos primarios ha contribuido a la suba de los precios de los commodities, incluso los que exporta Brasil. Sin embargo, China también compite duramente con la producción industrial brasileña, lo cual ha tenido efectos muy negativos en términos del espacio disponible para el crecimiento del sector manufacturero local.

Por otra parte, la notoria mejora de la economía brasileña, las perspectivas muy auspiciosas de crecimiento que existen con el descubrimiento de abundantes yacimientos petrolíferos submarinos en la capa del presal y las altas tasas de interés que se pagan en Brasil, han contribuido al ingreso de cantidades enormes de capitales extranjeros, que aprecian fuertemente al tipo de cambio.

Mientras que el dólar se cotizaba a R$ 3 en 2004, hoy vale prácticamente la mitad, en términos nominales. Si se toma en cuenta que la inflación brasileña fue más alta que la inflación internacional en ese período, la apreciación real de la moneda brasileña fue aún mayor. Por eso, los productos importados resultan muy baratos en el mercado local y afectan seriamente la competitividad de la industria nacional.
Se profundizarán medidas para frenar la valorización del real

-¿Es factible que la presidenta Rousseff recurra a una depreciación del tipo de cambio para que la producción brasileña recupere sus niveles de competitividad tanto en el mercado local como en el exterior?

-Sin duda el gobierno desearía tener un real más depreciado. Por eso, se han adoptado varias medidas que desincentivan el ingreso de capitales extranjeros a efectos de limitar la caída del valor del dólar en el mercado cambiario local. Sin embargo, es muy difícil lograr una depreciación del real en el marco de la actual coyuntura internacional. Además, al haberse acelerado el ritmo inflacionario interno desde mediados del año pasado, la Presidenta se siente con las manos atadas para intentar una devaluación de la moneda porque eso traería aparejado un incremento de la tasa de inflación. En consecuencia, se va a seguir intentando evitar una apreciación adicional del real, pero no es previsible que el gobierno decida intervenir directamente en el tipo de cambio.

-Luego que la moneda brasileña alcanzó a principios de julio su mayor cotización frente al dólar en doce años, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, dijo que se adoptarán nuevas medidas para frenar la valorización del real. ¿Qué instrumentos podría aprobar el gobierno en las próximas semanas?

-Posiblemente, se profundizarán algunas medidas ya aplicadas. Por ejemplo, el impuesto sobre operaciones financieras (IOF), que incide sobre los préstamos externos con plazos de hasta dos años, podría ser extendido para vencimientos más extensos a efectos de contener el ingreso de recursos externos, ya sea en forma de créditos bancarios, colocaciones de bonos y otros títulos del exterior.

-¿Cómo vislumbra que evolucione el real ?

-Si se deja que el mercado cambiario continúe operando libremente, la tendencia natural es que la cotización del dólar siga bajando en Brasil porque resulta muy atractivo traer capitales del exterior y convertirlos en reales para obtener tasas de interés de más del 12% anual cuando los niveles básicos en Estados Unidos y Europa varían entre cero y 1%. Esa alta rentabilidad de las inversiones financieras en moneda brasileña y la búsqueda de créditos en el exterior por las empresas brasileñas conllevan a que exista una oferta enorme de dólares en el mercado local.

Si bien el gobierno tiene previsto adoptar medidas para contrarrestar esa tendencia e impedir que el real llegue a cotizarse a R$ 1,50 por dólar, difícilmente el tipo de cambio vaya a devaluarse este año, al menos.
Ficha técnica

Francisco Eduardo Pires de Souza, brasileño, 60 años, se doctoró en economía por la Universidad Estadual de Campinas y obtuvo un diploma de postdoctorado en el London School of Economics. Es profesor de Macroeconomía y Economía Internacional del Instituto de Economía de la Universidad Federal de Río de Janeiro y asesor del vicepresidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes). Entre otras obras, es coautor junto con Antonio Barros de Castro de "A Economia Brasileira em Marcha Forcada" que ganó el Premio Jabuti 1987 de la Cámara Brasileña del Libro.

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