Halper es un judío norteamericano que creció durante los anos sesenta en Estados Unidos participando en los movimientos sociales por la conquista de los derechos civiles impulsados por Martin Luther King. Halper dice que creció “políticamente” durante aquella época. Insumiso durante la Guerra de Vietnam, Halper fue encarcelado en Mississippi por su negativa a cumplir con el servicio militar.
Cuando regresó a Israel en los noventa no dejó sus convicciones políticas tras de sí. “Ésta no es la historia de un sionista convertido que gira hacia la izquierda”, afirma, “desde el principio sabía que mi país ocupaba ilegalmente Palestina y tenía que combatirlo”Usted ha sido arrestado al menos ocho veces en Israel. ¿Cómo es su relación con las autoridades israelíes?
La desobediencia civil es parte de nuestra lucha. Pero es menos serio de lo que en principio puede parecer. En este país si eres judío tienes una posición privilegiada. En general, las fuerzas de seguridad no se ensañan contigo y no te mandan a prisión. Gozamos de una situación de privilegio y podemos resistir de formas impensables para un palestino. Si me pusiera en frente de un buldózer me apartarían y me arrestarían un par de horas. Eso es todo. Si un palestino hiciera eso, le dispararían directamente. Las reglas del juego son diferentes para ellos.
¿Por qué centran su actividad en la demolición de hogares palestinos?
Porque la ocupación puede ser algo muy abstracto para la gente. En los territorios ocupados por Israel se han destruido 25.000 hogares palestinos desde 1967. Nuestra organización trata de impedir la demolición de hogares como un acto de resistencia política. También hemos reconstruido 170 casas en los últimos 12 anos.
¿Y qué han conseguido por el momento?
Hemos sido capaces de llamar la atención sobre cómo funciona en realidad la ocupación israelí y cuáles son las verdaderas intenciones de Israel. Su objetivo es impedir la creación de un estado palestino. La ocupación no se lleva a cabo por razones de seguridad. No es una lucha contra el terrorismo, la palabra mágica que Israel usa todo el tiempo, sino una política activa cuyo objetivo es expulsar a los palestinos y quedarse con su territorio.
No obstante, Israel dice que necesita protegerse.
Israel está controlando las vidas de millones de personas. Es parte de su agenda política. Ellos ven el país al completo, desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo, como la tierra de Israel. Se refieren a Cisjordania como Samaria, usando los términos bíblicos. Israel quiere hacer de Palestina la tierra de Israel. Si fuera posible echar a los Palestinos y si no, confinarlos en pequeños enclaves. Por eso Israel niega que haya una ocupación, porque no se puede ocupar tu propio país. Lo que la demolición de hogares palestinos demuestra es que Israel no es la víctima. Es quien está determinando las políticas. En el marco de seguridad que presentan, todo está del revés. Los árabes son los malos de la película y nosotros las víctimas aunque seamos la potencia ocupante.
Sin embargo, Israel niega que exista una ocupación.
Nadie acepta esa postura. Todo el mundo, incluyendo Estados Unidos, dice que Israel es una potencia ocupante. El mapa de ruta del Cuarteto de Madrid (Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y Naciones Unidas) habla claramente de una ocupación. Israel usa otro lenguaje, territorios administrados, territorios en disputa, etc. Intenta obviar el término y diciendo que no se trata de una ocupación es capaz de zafarse del derecho internacional y eludir su responsabilidad.
¿Y cuál es la percepción de los ciudadanos israelíes en la calle?
Los israelíes ya no se preocupan del asunto. Es la normalización de la ocupación. Ellos no ven que exista una ocupación, viven bien, es una situación favorable para ellos. Creo que el conflicto ha adquirido las proporciones de un verdadero apartheid como el de Sudáfrica y nada cambiará a no ser que la comunidad internacional acabe con esta situación.
¿No cree que comparar la política de Israel con el Apartheid sudafricano es llevar las cosas demasiado lejos?
Un apartheid tiene dos elementos. Uno es la separación. Etimológicamente es lo que significa apartheid, separar a una parte de la población de la otra. Ésta es la política declarada de Israel respecto a los palestinos. El nombre oficial del muro de seguridad es “muro de separación”. Nuestra política en hebreo se denomina “hafradah” que quiere decir separación o apartheid. Así que incluso usamos el mismo término pero en vez de en afrikáner, lo hacemos en hebreo.
¿Y cuál es el segundo elemento de un apartheid en su opinión?
Cuando una parte de la sociedad se ha segregado de la otra instituye un régimen de dominación. Las ocupaciones son normalmente temporales. Israel con su giro hacia un sistema de apartheid, ha hecho su presencia en Palestina permanente. No se va a deshacer de los asentamientos judíos como el de Ma´ale Adumim o los de Jerusalén Este. No importa si un apartheid está basado en la raza como en Sudáfrica, si está basado en la religión, el color de los ojos o en el nacionalismo como aquí. Una vez que se dan los dos elementos, separación y dominación, se puede hablar de apartheid.
¿Cómo valora la respuesta de la comunidad internacional en este sentido?
El apartheid es un crimen conforme al derecho internacional. La Cuarta Convención de Ginebra, la Carta de Naciones Unidas, los tratados internacionales que Israel ha firmado prohíben lo que están haciendo. Israel como potencia de ocupación no puede construir asentamientos, no puede trasladar parte de su población a los territorios ocupados, no puede perjudicar la economía local ni aprovecharse de los recursos naturales como el agua. El problema es la aplicación de las leyes internacionales. La comunidad internacional se mueve por intereses y ahí Israel lleva ventaja.
¿Cuál es el futuro de este conflicto?
Ésa es la cuestión. Israel podría dejar de existir si la solución de dos estados fracasa. Israel ha hecho que fracase por culpa de los asentamientos judíos porque no hay espacio para un estado palestino. Entonces sólo quedaría la solución de un estado común para israelíes y palestinos. Sin embargo, eso supondría el fin de Israel como estado judío pero como consecuencia de sus propias políticas. Israel cuenta con el apoyo de Estados Unidos y puede ignorar a Europa, a Naciones Unidas y al resto del mundo. Nadie sabe qué va a pasar si al final la solución de un estado común no funciona.
Pero actualmente la solución de un estado para ambos es incluso menos viable que la de dos estados.
No hay solución viable por el momento. Nuestro error es tratar de abordar el problema racionalmente. No hay racionalidad alguna en este conflicto. Israel puede desafiar el derecho internacional, ignorar el proceso de paz y usar el apoyo norteamericano de forma irracional. Creo que lo que pasará en septiembre u octubre es que la Autoridad Palestina dimitirá cuando intente declarar un estado palestino reconocido por Naciones Unidas y Estado Unidos vete la iniciativa. Israel tendrá que tomar de nuevo el control total de los territorios ocupados incluyendo Gaza. Habrá violencia y caos. El mundo tiene en sus manos un conflicto global absolutamente insostenible.
¿Cuál en su opinión la responsabilidad de los líderes palestinos y del mundo árabe en esta situación?
Todos comparten responsabilidades pero los líderes palestinos y el mundo árabe han dado el brazo a torcer en el intento de lograr un acuerdo de paz que incluso sería más favorable para Israel. Los territorios ocupados constituyen el 22% de la Palestina histórica. Un acuerdo de dos estados es una solución tremendamente pro israelí y lleva sobre la mesa desde 1968 cuando los Palestinos reconocen a Israel y la opción de los dos estados. Y en 2002 la Liga Árabe unánimemente adoptó lo que se llama la “Iniciativa de Paz Árabe” que reafirma la solución de los dos estados. Cincuenta y tres países musulmanes, desde Nigeria hasta Indonesia, aceptaron esta solución. Si yo fuera palestino lo hubiera rechazado.
¿No cree que este es un enfoque un tanto paternalista?
Creo que han cumplido con su parte de responsabilidad. Nosotros combatimos esta falsa simetría de ambas partes. Una parte es una potencia ocupante y la otra es la parte ocupada. Una parte tiene un ejército y la otra no. Una parte está en la ONU y la otra no. Una parte es una poderosa economía. La economía de Israel es tres veces mayor que la de Egipto, Palestina, Jordán, Siria y Líbano juntos mientras que el 70% de los palestinos viven con menos de dos dólares al día. Hay tres o cuatro veces más civiles palestinos muertos. Matar gente inocente es una de las definiciones de terrorismo. Israel tiene una capacidad superior a la de los palestinos para ello aunque siempre se acuse a los palestinos de terrorismo. No quiero decir con esto que los palestinos puedan hacer lo que quieran pero en términos de responsabilidad, la parte del león corresponde a Israel.
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